Viajar no era la respuesta

Llevo soñando con ésto desde que tenía 25 años.

Todo empezó cuando volví de Omán. Ese viaje por el sudeste asiático durante 8 meses con una mochila me abrió la mente a un mundo nuevo de posibilidades inimaginables y, una vez abierta la caja de Pandora, no había vuelta atrás.

A pesar de -o gracias a- que había vuelto porque no me quedaba ni un euro en la cuenta del banco, decidí que lo que haría entonces con mi vida sería montar un pequeño negocio por Internet que me diese cada mes los 400-500€ que necesitaba para poder sobrevivir en otros países menos desarrollados económicamente como Malasia o Tailandia.

El objetivo era poder viajar y visitar todo el mundo sin ataduras físicas de ningún tipo, ser libre tanto financieramente como mentalmente para poder hacer lo que me diese la gana en cualquier momento.

Pero el juego de emprender me enganchó totalmente, hasta olvidar durante gran parte del mismo que en realidad perseguía otro objetivo. Me desvié del camino inicial, fundando muchos pequeños negocios online, teniendo fracasos sonados, arruinandome varias veces e incluso llegando a ser gerente de una empresa que no era la mía para luego volver a arriesgarlo todo e irme a la isla de Menorca a vivir y volver al cabo de un año otra vez sin dinero a casa.

Han sido 5 años intensos. Tanto en lo bueno como en lo malo.

Y al final lo conseguí. Continuar leyendo

Un bonito y repugnante sábado de Octubre

“No sé porque vuelvo aquí. Estoy frustrado, muy frustrado.

Me encantaría escribir lo que siento en el fondo de mi ser, para así poder curarlo, quizá. Para no sentirlo más. Para que las cosas cambien de una vez. Todo sigue igual, todo. Todo, todo, todo.

Nada ha cambiado, he intentado conseguir cosas, tener objetivos, irme a otra ciudad a vivir. Pero sigo estando conmigo mismo, con este cuerpo, con esta mente, con este alma o lo que sea que es, conmigo mismo, evolucionando, sin evolucionar. Roto, destrozado, renacido, muerto, en el no tiempo, con tiempo.

No sé que es, estoy sintiendo. Estoy vivo, o no. No lo sé ni quiero saber ya. Me gustaría morir y que toda esta función acabase. Fundirme con el cosmos, el universo, la paz. ¿Por qué he venido a vivir como ser humano? ¿Qué jodida broma es ésta?

Estoy harto de cuidarme, de evolucionar, de estar pendiente de todo, de tener que comer y dormir y amar y trabajar. En realidad es todo miedo, está todo podrido, somos todos zombis dándose importancia. En realidad no hay nada de eso, no pasa nada, no somos nada.

Quiero y no quiero hacer cosas, estoy lleno de contradicciones y me cansan estas contradicciones. Estoy harto del futuro, de buscar cosas en el más allá, quiero vivir en el presente y sin pensar en nada, como una planta. Quiero ser un cactus en un desierto, calentito, silencioso y abandonado, sin nada más que el sol y la noche, un día tras otro y nada más.

Luego morir en paz y dar mi ser al resto de la creación, a los que vienen detrás mío, formar parte de ellos sin tener esta conciencia individual que me mata de sufrimiento. Estoy cansando de competir, cansado de luchar, cansado de conseguir y de tratar de conseguir, cansado de buscar, cansado de querer cosas, cansado de moverme y cansado de vivir. Cansado de pensar. Y aún así doy gracias por esta vida y por estar vivo. Y no quiero morir.

Como siempre… lleno de contradicciones.”

Espérate…

Acabo de escribir estos párrafos como parte de mi terapia personal, de dejar fluir mis dedos sobre el teclado. No pensaba publicarlo, sino dejarlo en el apartado de borradores del blog eternamente, como tantos otros.

Desde que han acabado las comillas (“) he empezado a volver a escribir racionalmente, con cuidado, como dictan los cánones.

Quizá tu hayas empezado a leer y hayas pensado: ‘Éste ya se ha vuelto loco. Lo que nos faltaba. Otro más…

Y tengo que reconocer que lo parece, así visto desde fuera. Continuar leyendo

Está delante de mis ojos

Otra vez me pongo delante del teclado… de hecho, me pongo delante del teclado prácticamente cada día, pero para trabajar. Y ahora quiero hacerlo para escribir.

Nunca pensé que montar algo por Internet que dé el suficiente dinero para no tener que trabajar para alguien me llevaría tanto tiempo. Desde pequeño me interesó la idea de emprender, pero no me lo planteé realmente en serio hasta que me fui de mochilero a viajar por el Sudeste Asiático. 

Cuando volví porque se me acabó el dinero, lo único que quería era tener un negociete que me permitiera trabajar desde cualquier sitio con un ordenador y seguir viajando por el mundo. Así que me puse manos a la obra.

Siempre tuve la idea de que esto no era fácil, porque sino todo el mundo lo haría, pero en mi cabeza el objetivo final nunca estaba muy lejos y todos los astros se iban a alinear para que lo consiguiese. 

Cuatro años hace ya que me planteé en serio el trabajar para mí mismo y que escribí ésto:

…ahora tengo la confianza y los recursos necesarios. El más importante de ellos el tiempo para dedicarle. Un año a pleno rendimiento, dos si hacen falta.

DOS si hacen falta.

Madre mía. Continuar leyendo

¿Qué se siente al caminar por el desierto empresarial?

No, no me refiero a que Menorca tenga un paisaje desértico, pues ahora precisamente creo que está lloviendo todo lo que no ha llovido durante el resto del año.

El desierto es aquel lugar en el que te encuentras cuando has empezado un nuevo negocio, proyecto u objetivo y ya se ha esfumado ese periodo de motivación inicial.

Ya sabes, al principio todo es nuevo y excitante, al igual que con cualquier relación de pareja, por ejemplo.

Mariposas en el estómago, estrellitas por el cielo y esas cosas.

Luego la rutina se adueña de todo -aunque pueda llegar a ser una rutina muy entretenida- y los días empiezan a ser sospechosamente parecidos unos a otros… suspicious2

Emprender es DURO. Parece algo utópico (¿quien no ha querido empezar su propio negocio?) pero la verdad, lleva tus nervios a flor de piel y te pone en el límite constantemente. No te deja descanso.

Quítale toda la magia, es algo real, es el día a día. Continuar leyendo

Primer mes en Menorca con Snail Music

Igual que me ocurrió durante el viaje alrededor del mundo, me ha dado la sensación de que el tiempo ha pasado mucho más despacio.

El hecho de salir de la rutina que tenía estos últimos meses en Barcelona para ir a vivir a un lugar totalmente nuevo y trabajar en algo diferente a lo que acostumbraba ayudan a estar más presente y eso hace que el tiempo no se vaya volando, cosa que me encanta.

instagram-snail

Varias cosas quería escribir aquí:

  • Eres valiente por dejar tu trabajo y tu ciudad e irte a un lugar que no conoces a emprender otra vez.

Ya he escuchado esta frase varias veces. No es que le eche muchos huevos al asunto, sino que me parece algo completamente racional y normal: ¿por qué no voy a dedicarme a hacer lo que quiero si puedo hacerlo?

Es decir, lo que me daría miedo sería no hacerlo. Me daría mucho miedo quedarme en un trabajo que ya no me llena y en el cual no aprendo a la misma velocidad que antes o en una ciudad que me conozco como la palma de mi mano y de la que ya me aburro, porque he vivido allí toda mi vida.

Solo el hecho de pensarlo me provoca ansiedad. Continuar leyendo