Una ligera sensación de satisfacción y de calor en el corazón.
No escribo mucho últimamente porque no tengo nada que decir, porque todo ya ha pasado. Parece que viva en un lugar sin tiempo, emocionalmente hablando.
Mi mente está aquí, enloqueciendo cada día con millones de pensamientos -la mayoría repeticiones, distracciones y temores- pero puedo sentir en el fondo que no soy ella. Soy algo que se esconde detrás de eso. Soy la vaga sensación de satisfacción, el pequeño sentimiento de calidez. Lo que siento un domingo por la tarde cuando estoy tranquilo porque no hay mucho que hacer.
Este ‘yo’ escondido detrás sabe que ahora no necesito transmitir como si supiera lo que estoy haciendo, no necesito ponerme por encima, no necesito hablar fuerte y claro o expresar mucho a través de mis palabras. Eso serían sólo distracciones en este período.
Sólo tengo que estar aquí y seguir adelante, sólo ser, hacer y transmitir a través de mi presencia y mis acciones.
Escribo aquí porque alguien que quiero me lo pidió, pero no lo necesito.
Estoy aquí ahora y en un segundo no lo estaré. Entre estos dos instantes habrá memorias, que luego serán borradas. Ya no siento la necesidad de escribirlas, de intentar diseccionarlas o de intentar comprenderlas, sólo siento un anhelo incesante e incansable de libertad mental. Y para eso a veces tengo que vaciar el container de las palabras.
Siento que estoy hibernando.
Tal vez podría intentar escribir cosas que tengan sentido, inventar una historia, creer una creencia para que yo sienta la necesidad de expresarla y para que otros también puedan creerla. ¿Eso me ayudará o me hará sentir mejor? ¿Hay un profundo sentido de progreso o propósito en eso?
No….
Mi mente me está ‘temiendo’ ahora que lo que estoy escribiendo no tenga mucho sentido para el lector. Ella necesita que escriba un buen artículo o sino que no escriba nada, que mi escritura tenga sentido, que sea una especie de historia, como cualquier artículo normal y corriente, algo que la gente lea y diga: “¡Vaya, mis 10 minutos aquí han valido la pena, este tipo es sin duda un gran escritor y un gran hombre! Ahora olvidémoslo”. Sí, ya sabes, unos párrafos que hagan que otras personas se sientan mejor, que estén más conscientes, que los distraiga o que incremente mi ego.
Pero bueno…. parece que ahora no necesito complacer a los demás. Siento que cada año que pasa necesito menos cosas, tengo menos metas y sueños, tengo menos pensamientos. Mi ‘yo’ está viajando a la nada, a la muerte. Hacia la muerte de mi mente.
Sentir la vida sin que la mente interfiera es una experiencia tan impresionante que no me pude recuperar de ella. Nunca voy a recuperarme. Lo sé. Mi vida a partir de ahora quizá será sólo caminar hacia esa experiencia de nuevo, pero esta vez voy a un ritmo más lento y pacífico. Y bueno, estoy tratando de disfrutar el viaje.
¡Meditad, insensatos!
Cada año que pasa en mi vida entiendo que cada vez son menos las cosas que importan. Tal vez sólo sean las otras personas y nada más. Entonces viene mi miedo de perder a las personas que quiero. Y entonces tal vez trabajaré en eso, tratando de eliminar ese miedo, porque me aterra sentirlo y eso en realidad es absurdo. Y quizá es solo eso lo que debería hacer. Sentirlo. Quien sabe.
Ahora además siento que tengo demasiado “yo, mío y mi” dentro porque en este post estoy hablando de mi percepción, pero ¿sobre qué voy a escribir sino? ¡No entiendo nada y cada vez menos!
Debería desarrollar más empatía. Sí…. No tengo ni idea de cómo, pero tal vez mirando más a los ojos y haciendo más preguntas personales.
Estoy escribiendo en mi ordenador y todavía siento la necesidad de hacer un esfuerzo para ser más claro… y estoy confundido, porque estoy transmitiendo cosas que probablemente no solo no tienen mucho sentido, sino que crean más confusión.
Mierda. ¿Y ahora qué? ¿No vale la pena transmitirlo?
¿Lo escondo para siempre aquí en el backstage de mi blog o hago clic en el botón “publicar”?
*El otro día un amigo me pidió que le acompañara a una exposición de arte porque había conocido a una de las autoras de uno de los cuadros allí expuestos. Llegamos antes que ella y nos recorrimos todas las salas. El suyo era un cuadro representando sufrimiento y destrucción, al que se le había añadido una lámina encima casi transparente que conseguía transformar esos sentimientos y colores oscuros en algo que realmente transmitía paz. Había sido un cuadro horrible y ahora era un cuadro muy bonito.
Nos explicó entonces que solía pintar cuadros con motivos oscuros, llenos de odio, hasta que se dio cuenta que estaban afectándole a su vida personal. Decidió entonces coger toda su obra entera y empezar a cambiar uno por uno, intentando transformar todo ese sufrimiento en luz.
Me dí cuenta entonces de cómo había cambiado mi percepción en cuanto tuve en mi registro toda esa explicación. Cuando vi el cuadro por primera vez, pensé “Aha, otro cuadro más. Muy bonito, venga siguiente…” pero en cuanto supe cómo y por qué había sido pintado pude verlo con otros ojos y apreciarlo realmente. Ahora sabía por qué el cuadro existía y era como era.
Así que haré lo mismo con este post. Mi hermano llevaba tiempo diciéndome que tenía que escribir algo en el blog. Últimamente no tengo la necesidad de hacerlo, ya que cuando quiero escribir lo hago en un diario personal que tengo, cosa que tampoco es muy frecuente. Así que he pensado, ¿sobre qué escribo? ¿el tema profesional, algo relacionado con la salud? La muerte y el tiempo siempre son temas geniales… pero no, he decidido dejar de lado cualquier idea preconcebida, ponerme delante del teclado y tratar de expresar lo que sentía a cada momento, intentando no juzgar demasiado lo que iba saliendo, aunque infructuosamente, como puedes ver…
He escrito casi sin pensar, sin parar a reflexionar, sin reescribir ni releer lo que iba saliendo. Solo lo que sentía hoy.
Escribir para mi siempre ha sido una especie de terapia y me encanta escribir lo que -perdona la expresión- me sale de los huevos, porque es como dejar que la mente subconsciente saque cosas al exterior. Así que eso hecho y así ha salido. No he podido evitar analizar lo escrito una vez acabado y que quieres que te diga, me parece raro. Pero quizá es un poco más interesante, ahora que ya sabemos por qué es así.
Siempre hay cosas que decir amigo, y sobre todo me encantó el final, escribe lo que te salga de los h… saludos y un abrazo.
Jajaja muchas gracias Yosjany! Un abrazo 🙂
Me parece interesante lo que escribiste, y probablemente terapéutico para ti.. por qué no? Has plasmado con palabras lo que sientes en esta etapa de tu vida. Aunque sea confuso incluso para ti, estoy segura que observarla desde el exterior ayuda a entenderla mejor. Un abrazo!
Así es Sabrine, nada se mantiene y todo va cambiando en nuestras vidas, así que la confusión es bienvenida también. Un abrazo!
Sencilla y complicadamente…¡increíble!
¡Gracias Montse! 🙂
Hay veces que está genial leer una reflexión “humana” y no tan trabajada como solemos estar acostumbrados. Cada uno tiene sus fases y disfrutar de cada una de ellas (por confusa o rara que nos parezca) creo que es sano 😉 un abrazo!
Sí, creo que nuestra mente racional trata siempre de ordenar y encasillar toda nuestra vida, quizá a veces aunque dé un poco de cosa está bien liberarla de ello durante un rato, jeje. Un abrazo Sara 🙂
Querido Pablo
Siempre es un gusto leerte y saber de ti. Siempre buscando lo que nos hace únicos sabiendonos tan parecidos. Confío que las personas que nos cruzamos en tu vida te vayamos dejando rayitos de luz que te ayuden a componer ese inmenso arco iris que todavía, con tu firma, regalo a mis estudiantes cada año. Que estés bien!
¡Hola Yolanda! Cuanto tiempo, jejeje. Muchas gracias, me alegra saber que el arcoiris de Langkawi sigue allí 🙂 Espero que tu también estés muy bien, un gran abrazo.