Tu perrito Ambar

Seguramente a lo largo de tu vida habrás tenido alguna mascota. Quizá un hámster, un conejo o un periquito, aunque lo más normal es que haya sido un perro o un gato.

Imagínate ahora que una tarde viene una amiga a tu casa y te regala un perrito de pocos meses de edad, un bonito Golden Retriever con el nombre de Ambar, por el color dorado de su pelaje.

Te presento a Ambar:

Es mono, ¿eh? 🙂

Al día siguiente, a eso de las 12 de la mañana, sin tiempo aún para encariñarte con él, coges a Ambar y te lo llevas al patio de tu casa. Atas su correa a la pata de una mesa y vas un momento a la cocina.

El cuchillo de tamaño mediano que está bien afilado servirá. Y el cubo de color verde también.

Vuelves al patio. Ambar te está mirando divertido, con esos ojitos verdes y moviendo la colita de un lado a otro, juguetón.

Te agachas, le coges del hocico con una mano y mientras se lo levantas, rápidamente con la otra subes el cuchillo y apretando, le haces un corte profundo en el cuello, rebanándole las arterias.

Al momento te salpica el chorro caliente de sangre en las manos y lo sueltas, dejando que se retuerza en el suelo. Ambar no se lo esperaba y aún puedes ver en sus ojos la total incomprensión sobre lo que está ocurriendo y el puro miedo que está sintiendo, mientras trata de extraer algún sonido de socorro de su garganta seccionada, de la que solo brota la sangre a chorro.

Se revuelve frenéticamente con sus patitas, escupiendo sangre y resbalándose en ella durante unos segundos que parecen eternos. Trata de volver a ponerse de pie pero no puede, presa del pánico. En uno o dos minutos yace tumbado en un pequeño charco rojo y notas como se le va escapando la vida de sus ojitos, ya blanquecinos, mientras surge de su interior un último estertor, el sonido de su muerte.

Todo queda en silencio. Solo se oyen los pájaros piando en el jardín de al lado.

Bien, ya puedes continuar con tu trabajo tranquilamente.

Ahora que está inerte, le pegas un par de cuchillazos con fuerza en el resto del cuello de un Ambar ya inerte, para que la cabeza acabe de seccionarse del tronco. Y una vez separados los últimos tendones, la coges y la tiras dentro del cubo.

Lo siguiente es clavar el cuchillo en la zona del estómago y abrirlo en canal, para sacar con tus propias manos los pequeños órganos y todo el intestino. Vuelve a fluir la sangre por el suelo y todas sus entrañas siguen calentitas. Las arrancas, cortando con el cuchillo donde haga falta para que se suelten del cuerpo y las tiras también dentro del cubo verde.

Por suerte las patitas son pequeñas, así que con un golpe de cuchillo cada una quedan cortadas también del resto de la pierna.

Solo queda despellejarlo.

Cortas tiras de piel en lugares estratégicos y luego estiras de ella con ambas manos, de manera que puedas ir sacándola toda como si de un abrigo se tratase, dejando al descubierto todos los pequeños pero fuertes músculos de debajo y la carne rosada.

Coges las patas seccionadas y toda la piel y lo metes también dentro del cubo.

Ya solo queda echarle un manguerazo a lo que ha quedado del cuerpo, para limpiar todo ese estropicio y que se vaya toda la sangre.

Ha quedado el tronco limpio, solamente carne.

Ahora ya puedes cortarla en trozos en forma de bistec e ir encendiendo la barbacoa.

¡Niños! ¿Podéis ir poniendo la mesa? ¡Es casi la hora de comer!

….

Ahora, te presento al conejito Ambar:

A la ternera Ambar:

A la futura gallina Ambar:

Y al cerdito Ambar:

La única diferencia que tienen con tu perrito Ambar es que no les consideras “animales de compañía”, que no los ves mientras aún están vivos, que no tienes que matarlos con tus propias manos y que no suelen ponerles nombre.

Pero sí que ves el mismo resultado final:

-La esperanza de vida de un pollito son 10 años. Se le mata a las 6 semanas de vida para que tú puedas comértelo.

-La esperanza de vida de una oveja son 15 años. Se le mata a los 8 meses de vida para que tú puedas comértela.

-La esperanza de vida de un conejo son 7 años. Se le mata a las 7 semanas de vida para que tú puedas comértelo.

-La esperanza de vida de una ternera son 30 años. Se le mata a los 2-3 años de vida para que tú puedas comértela.

-La esperanza de vida de un cerdo son 15 años. Se le mata a los 6 meses de vida para que tú puedas comértelo.

8 Comments

  1. Así es. Si cada uno de nosotros tuviésemos que matar para comer carne, el 95% de los seres humanos serían vegetarianos y el planeta un lugar mejor donde vivir.

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    • Yo también creo que entonces la gran mayoría no comería carne Jorge. Lo bueno es que hoy en día hay miles de alternativas para sustituirla en la dieta, por eso cada vez más personas se atreven a probar “que pasa” si dejan de comerla. Un saludo!

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  2. ¡Hola Pablo!

    Bueno, no sé si me he presentado por aquí, una parte de mi memoria me dice que sí, la otra que no y voy a hacerle caso a ambas, me presento de manera breve.

    Me llamo Antía, no como animales y llevo mucho, mucho, mucho tiempo leyendo tu blog. Tranquilo, no soy una sicópata que te esté siguiendo.
    Leo tu blog por instinto, porque algo me dice que lo haga. He seguido muchos blogs, pero ya no sigo ninguno, menos el tuyo. Sí, tu blog tiene el título de ser el único blog del mundo que he leido entero.
    Quizá ya haya olvidado la mayoría de los post y quizá otros estén en una parte oculta de mi memoria, pero siempre me moló tu rollo. Quizá me mole eso de que apareces y desapareces; quizá me mole eso de que siempre des sorpresas o quizá sólo sea que me gusta lo que escribes y me siento segura aquí, la cosa es que cuando veo que has escrito algo nuevo siempre vuelvo.
    No sé si ya te he comentado antes o no, pero hoy noto que debo hacerlo.
    Cuando empecé a leer este post no tenía de idea por dónde ibas a salir, pero jamás imaginé que este post fuese para hablar del derecho a los animales, de cómo mueren y de por qué mueren de esa manera.
    Me gustó leerlo porque me sorprendiste y porque de alguna manera entendí porque siempre acabo aquí.
    Te felicito Pablo. Te felicito que tengas el valor de decir lo que piensans. Te felicito porque seas capaz de mojarte. Te felicito por tu blog y por lo que dices en él. 🙂

    Ahora podría contarte mi vida y decirte que yo empecé siendo vegetariana, lo dejé, volví el día que me enteré que había comido una boloñesa de carne de caballo, me pasé a ser vegana y ahora simplemente no me etiqueto, solo intento vivir sabiendo qué como y de dónde viene lo que como.
    Mi esencia me dice que yo no debo comer nada que detrás tenga sufrimiento y por eso dejé todos los producto de origen animal, pero ya no tengo la necesidad de etiquetarme.
    En fin, que me voy por las ramas 🙂

    ¡Gracias por estas palabras!

    Un saludo desde las antípodas!

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    • ¡Hola Antia!
      Sí, si, te recuerdo de alguna otra vez, sobretodo por lo de “serdespués”, que no entendía que significaba 🙂
      Perdona por tardar unos días en responderte, estaba de vacaciones y cuando ví tu comentario decidí que merecía responder con calma.
      Antes que nada, que sepas que tus palabras es lo que hacen que siga escribiendo (aunque sea muy de vez en cuando, jeje) en este mundo digital ya dominado por las fotos a uno mismo y el formato vídeo.
      La verdad es que me halaga que mi blog sea el único que has leído entero, tiene bastante mérito! ^^
      Yo estoy igual que tú, no necesito definirme como vegetariano o vegano o lo que sea, simplemente prefiero comer ahora mismo cosas que no impliquen el sufrimiento de otro ser vivo animal.
      Muchísimas gracias de verdad por tu comentario, no sabes cuánto significa para mí.
      Un grandísimo abrazo,

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  3. ¡Hola Pablo!, maravillosa entrada, coincido con Antia: el tuyo es el único blog del que nunca me olvido y entro periódicamente para ver si has escrito algo nuevo. Ahora entiendo también por qué lo hago, porque cada entrada tuya muestra sensibilidad y generosidad. Qué bien muestras el pensamiento empático hacia los animales. Hace doce años que no he podido comer un animal, desde un viaje a Mali en el que había una cabrita atada a un poste con una cuerda muy corta en la casa donde me alojaba y que iba a ser sacrificada para consumo de la familia. En esa especie de convivencia con esa cabrita, se cayó la venda que llevaba puesta delante de los ojos y pensé que, si eso me estaba pareciendo muy triste porque esa cabra era el ser más indefenso en esa casa, aún peor han de ser las condiciones en las granjas industriales que abastecen a cualquier supermercado. Con esa experiencia, me di cuenta de que viajar es también viajar dentro de ti mismo. Viajando sin esa venda se ensombrecen un poco algunos lugares, pero lo prefiero, antes que ser la persona inconsciente que era antes. Estando en la maravilla que es Petra, no pude disfrutarlo del todo porque no podía dejar de ver el maltrato de los beduínos hacia los burritos que usan allí como transporte. Lo único que me alivió fue que había unos chicos australianos recogiendo firmas en protesta de lo mismo que yo estaba viendo, que parecía invisible para muchos otros visitantes. El viaje a Marruecos se ensombreció por los pollos muertos de miedo, hambre y sed atados en ramillete juntos boca abajo en los mercados, así como por ver los monos-bufoncitos encadenados a sus dueños en Marrakech. En Tailandia fueron los monos y tigres en jaulas pequeñas en un centro que se anunciaba como un refugio y era un negocio, así como el caso de los elefantes domesticados. En España no soporto ver cómo hay perros y gatos que son maltratados por sus dueños, las cifras de abandono, los gatos famélicos en las calles y otros casos mucho más duros que es mejor no mencionar por no recordarlo. Y ahora vivo en Bélgica y me descompongo cuando veo la cantidad de carne en los carros de la compra y el consumo de foie-gras, sabiendo el maltrato que conlleva su producción. Nos hacen falta muchos Pablo Olondriz en todo el mundo, varios por país, con posts como este y que el mensaje se difunda en los medios de masa, que se invite a la gente a reflexionar, que se caigan muchas vendas y que por favor pare tanto sufrimiento y tanta crueldad.
    Muchas muchas gracias Pablo.

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    • ¡Muchísimas gracias Isabel!
      La verdad es que vuestras palabras me dan muchísimos ánimos para seguir escribiendo, me encanta tener lectoras así ^^
      La verdad es que me ocurrió lo mismo que a ti, sobretodo en Tailandia y en Marruecos, donde ves ese maltrato prácticamente en cada ciudad. Queda un buen camino por recorrer aún.
      Un abrazo muy grande!

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