Hará unos 4 o 5 años que regularmente practico algún tipo de Yoga.
Desde que fui a la primera clase creo que no he abandonado la práctica por más de un mes seguido. Esto no es para ponerme por encima de nadie, sino simplemente para indicarte que me va bien y por eso no lo dejo.
Si tengo que explicar por qué lo hago, te diría que es por un tema de salud.
Salud física, salud mental y salud espiritual, o como quieras llamarle a esta última. El caso es que me parece que no es una práctica específica y compartimentalizada, para ciertos aspectos concretos, sino me va bien para todo el rango de niveles en los que experimento la vida hoy en día:
- A nivel físico, por una parte provoca que disminuyan las tensiones que voy acumulando en mi cuerpo. Cuando acabo una práctica me siento más ligero, por decirlo de alguna manera. Por otra, me siento “mejor” en general. Es decir, si ese día estaba resfriado o me dolía la barriga, por ejemplo, luego me suelo encontrar ligeramente mejor.
- A nivel mental, hace que simplemente disminuyan la velocidad, número e intensidad de los pensamientos que pasan por mi cabeza. Es como bajar una o varias marchas. Me proporciona paz y claridad.
- A nivel espiritual, consigo sentir una mayor empatía por las demás personas, un menor apego por lo que pienso que soy “yo”, mi vida o lo que me ocurre y una mayor confianza en la vida en general.
La verdad es que vivir no es fácil y, vete tu a saber por qué, no tenemos un manual de instrucciones. Hay veces en las que parece que va todo mal y lo pasamos mal, veces que parece que todo va bien y estamos genial (o no sufrimos, que ya es mucho) y veces que parece que todo va bien e igualmente estamos sufriendo y no sabemos ni el por qué.
El yoga me ayuda a que todo ésto sea un pelín más sencillo.
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